Noticia publicada en el diario El País, el 24 de julio de 2019. Autora: Esther Sánchez
Restos de la elaboración de cerveza y de poda de plantas, así de fácil. Un grupo de investigadores CEAB-CSIC (Centre d’Estudis Avançats de Blanes- Consejo Superior de Investigaciones Científicas) ha encontrado una “potencial solución sostenible, barata, sencilla y de aplicación inmediata”, para acabar con el principal problema de contaminación de los ríos, embalses, lagunas o balsas: el exceso de nitratos que reduce el oxígeno y hace proliferar microalgas que asfixian y eutrofizan los ecosistemas acuáticos.
Para ello, aplica una fórmula tan simple como dejar en el agua los restos orgánicos de la poda de las plantas acuáticas utilizadas en los sistemas de limpieza natural de las depuradoras o verter el mosto residual del proceso de macerado del cereal para la fabricación de cerveza que las empresas no aprovechan. Porque aunque las depuradoras son muy eficaces limpiando las aguas residuales, eliminan el carbono que necesitan los microorganismos naturales que viven en el agua para deshacerse de los nitratos. El método desarrollado consigue recuperar ese carbono de calidad y el equilibrio natural. Tanto las partes de la poda como los desechos cerveceros, contienen una gran cantidad de materia orgánica de calidad superior.
De esta forma, “se consigue incrementar hasta un 40% las tasas de desnitrificación bacteriana, la principal responsable de eliminar los nitratos en el agua en el medio natural”, afirman los científicos. Un porcentaje que “podría llegar a doblarse”. Se trata de aprovechar el servicio de autodepuración que “ofrece río gratuitamente”, afirma Albert Sorolla, director técnico de la empresa Naturaleza y miembro del equipo. Los científicos aseguran que el sistema se puede comenzar a aplicar de forma inmediata. De hecho, ya se usa de manera experimental en parques urbanos de Barcelona donde hay balsas y lagunas.
Los datos del estudio, publicado en la revista Environmental Science and Technology, se han obtenido de un experimento realizado en laboratorio. Pero los resultados de las pruebas llevadas a cabo en las instalaciones del Urban River Lab (un laboratorio al aire libre construido en la depuradora de Montornès del Vallès) y en el río “sugieren que los porcentajes de reducción de nitratos se podrían duplicar”.
La mejor opción sería que los jardineros no se llevaran inmediatamente las podas de las plantas que algunas depuradoras tienen en las mismas instalaciones y las dejaran “unos días en el agua”, explica Miquel Ribot, responsable técnico del Urban River Lab y autor principal del estudio, en un comunicado. Esa materia orgánica que permanece en el agua, hace que “se dispare la desnitrificación natural del río”, complementando el trabajo de las depuradoras.
El problema al que se enfrentan las aguas se acrecienta en el contexto de cambio climático actual y de escasez de precipitaciones, advierten los investigadores. Un escenario que impide a los ríos mediterráneos diluir los nitratos que les llegan desde las plantas depuradoras, aunque estas cumplan la legislación europea. “No pueden porque no llevan suficiente agua. De hecho, en verano algunos ríos están completamente secos y el agua que contienen procede en su totalidad de los efluentes de las depuradoras”, explican.
Sí eliminan, en cambio, parte de los contaminantes del agua como el fósforo, el nitrógeno y la materia orgánica, procedentes de las aguas fecales, “pero tienen limitaciones tecnológicas y económicas para suprimirlos por completo”. Para acabarlo de complicar, en ríos poco caudalosos esos nutrientes extras se unen con los fertilizantes usados en agricultura, provocando “el exceso de nitratos que padecemos en nuestro país”. Sorolla señala que “solo hay que adaptar la forma de trabajar y de hacer las cosas para poner en marcha la solución. Sería, sencillamente, cuestión de voluntad”.